- Año: 2016
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Fotografías:Marc Torra Ferrer
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Proveedores: Binderholz, Eurowood Roble Select, Griesser
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Tumbada sobre la hierba de un prado, mira el cielo y todo lo que se le acerca: las copas de los árboles, las cimas de las montañas cercanas, las nubes, el vuelo de los pájaros... La casa a cielo abierto se relaciona con su entorno a través de un patio abierto al cielo y las cosas altas, mientras que se protege de la carretera y de las casas vecinas.
Este proyecto se ubica en un barrio residencial construido sobre una antigua trama de huertos y de cultivos delimitados por muros de piedra pómez. La casa se encuentra en un extremo del sector y limita con una carretera por el noroeste, con otras casas por el sur y el este, y con árboles a los cuatro vientos. En este emplazamiento es donde planteamos una casa en planta baja opaca a norte, cambiando a sur y abierta al cielo a través de un patio que es concebido como el gran espacio de relación de la casa. Este jardín, que se encuentra ligeramente elevado respecto del resto de la parcela, dispone de un sistema de cierre automático que permite diferentes gradaciones de relación con el barrio: desde la plena opacidad hasta la total apertura pasando por la celosía mediante la orientación de sus lamas. El muro en "L", construido con su propia piedra pómez recuperada, es el álter ego del paramento de persianas orientables; su función es la de aislar la casa del viento y del frío de norte así como también del ruido y de la visión de una vía bastante transitada.
Encima del antiguo mosaico de huertos, dibujamos una nueva trama de 1,5x1,5 m sobre la cual encajamos todo el proyecto. Este orden se expresa en la estructura, pero también nos da respuestas en la distribución y en los paramentos interiores. Dentro del muro y bajo el lucernario lineal que casi lo deja exento, está el corredor encargado de organizar el programa de la vivienda: una pieza que conecta los espacios cambiantes de la casa con el cielo siempre por encima y siguiendo el implacable ritmo que dibuja la estructura.
La casa a cielo abierto quiere mostrarse amable con barrio, tímida con la carretera y arraigada en la tierra; pretende ser un refugio de calma en medio del ajetreo de la vida moderna. La casa a cielo abierto es tan sólo un prado de hierba fresca para oír los pájaros y contar las nubes que pasan por encima.